Asesoramiento y Terapia Psicológica

Artículos, comentarios y noticias de Psicología

viernes, 25 de mayo de 2012

Esos extraños humanos

Erase una vez la historia de un ser llegado de otros mundos, una pequeña extrarrestre llamada GLUGWK, traía una misión: conocer cómo funcionan las emociones humanas. Le habían contado que los humanos eran seres fascinantes, no comprendían sus reacciones tan distintas y contradictorias, y querían llegar a entenderlos. Habían observado que aparentemente cada uno de ellos se mostraba de forma muy diferente cuando les ocurrían las mismas cosas, así que decidieron enviarla a la Tierra para comprobar cuál era la causa de tan caótico comportamiento. 

Aterrizó en una gran ciudad, lo primero que la sorprendió fue no sorprender a nadie. Todo el mundo iba de un lado para otro sin reparar en ella.

Incansable,  buscaba pruebas que le arrojaran luz en tan confuso asunto hasta que, de pronto, reparó en un objeto depositado en el suelo (luego conoció que se trataba de una cáscara de plátano).

Primero, observó cómo un hombre, tras pisar la cáscara, aterrizaba con sus huesos en el suelo. Se levantó deprisa y azorado dijo: “qué vergüenza,  soy la persona más torpe del mundo. Todo el mundo se reirá de mí, definitivamente soy un inútil".

La pequeña GLUGWK, agazapada en un rincón, esperó nuevos acontecimientos. No comprendía por qué, si aquello resultaba ser tan peligroso, no lo retiraban del pavimento… En fin, humanos…

Al poco rato, apareció una señora, mediana edad, caminaba muy deprisa. Sin darse cuenta aplastó la cáscara sobre el suelo y a duras penas se mantuvo en pie. Lo que brotó de su garganta podría estar censurado en cualquier rincón de las galaxias, pero, en síntesis y después de filtrar mucho sus comentarios, éstos se reducían en maldecir a todo ser viviente. Una ira incontenible surgió de aquél cuerpo menudo. La pena de muerte se quedaba corta para aquél que hubiera sido el causante de tal comportamiento. ¡Qué se ha creído!, ¡Hacerme eso a mí!. ¡No se merece vivir!… Afloró la rabia, la ira...

Continuó observando y, al poco rato, pasó por allí un hombre de apariencia jovial,  corriente, nadie hubiera reparado en su aspecto. Al resbalar se dibujaron en el espacio movimientos imposibles. Sus manos y piernas cobraban forma. Cuando acabó aquella danza, no pudo reprimir una carcajada. ¡¡Por Dios!!, no sabía que era capaz de moverme así ni en sueños, qué gracioso, qué agilidad…

GLUGWK estaba al principio muy confusa, ¿por qué los humanos reaccionaban de manera tan dispar ante el mismo acontecimiento?, ¿qué les pasaba? En el mundo del que procedía definitivamente no eran las cosas así.  Meditó la respuesta durante horas hasta que de pronto encontró a la solución: no era el acontecimiento en sí mismo el causante de emociones tan distintas, sino el modo que tenían de interpretarlo. Las cosas que se decían a sí mismos influían de forma determinante en cómo se sentían.
                                                                   

SENTIMOS COMO PENSAMOS
     
Esta situación no está alejada de la realidad. Es un hecho comprobado que los pensamientos influyen de forma determinante en nuestras emociones. Sentimos como pensamos y, aunque es evidente que la naturaleza de los acontecimientos también influyen, siguen siendo nuestros pensamientos, nuestra interpretación de los hechos, lo que a la postre determina el cómo nos vamos a sentir. 

Es muy importante entender la trascendencia de este proceso. Si esto es así, y así es, vamos a poder modular y controlar aquéllos pensamientos que nos producen emociones desadaptativas.

Ante un hecho negativo, es lógico sentirse triste, incómodo, frustrado... pero si nos termina produciendo una depresión, una ansiedad, una obsesión... no lo es tanto.
Los psicólogos nos encontramos en nuestro trabajo con quienes vienen sufriendo durante años problemas emocionales. Para comenzar a resolverlos, un trabajo excelente es entrenar a las personas a detectar esos pensamientos negativos distorsionados que ocasionan tanto sufrimiento, aprendiendo a “cazarlos” primero, y a sustituirlos después por otros mucho más realistas y saludables. Si perseveramos en esta tarea se producirá un cambio en nuestro modo de interpretar el mundo.
                                                                                                     ARpsicología

jueves, 17 de mayo de 2012

Acercamiento a la Psicoterapia (II): Fritz Pearl


Este video pertenece a la trilogia "Tres acercamientos a la Psicoterapia", donde tres de sus más importantes y reconocidos representantes ofrecen su particular forma de entenderla.   La sesión está realizada con una paciente real.

En entrada anterior pudimos ver trabajar a Albert Ellis, creador de la Terapia Racional Emotiva, hoy podemos ver en acción a Fritz Pearl.

Fritz Pearl:  Fundador de la Terapia Gestalt, pertenece a la psicología humanista, la cual se caracteriza por no estar enfocada exclusivamente a tratar enfermos, sino tambien para desarrollar  el potencial humano.  Los principios de la terapia gestalt, está basada en una perspectiva holística, que plantea que el ser humano y la naturaleza todaz es un todo unificado y coherente.


ARpsicología

martes, 15 de mayo de 2012

Estrés y Resiliencia

Hoy vamos a hablar del estrés y de un concepto relacionado no tan conocido: la resiliencia.


¿Quién en mayor o menor medida no ha tenido estrés el algún momento de su vida?. Muchos son los artículos, tanto en libros especializados como en prensa, que nos lo presenta como uno de los males más temidos de los últimos tiempos. Es cierto, las consecuencias tanto físicas como psicológicas que produce sufrir estrés de forma crónica, pueden deribar en la presencia de otros problemas aún más temidos y graves para la salud.

 Saber afrontar el estrés es vital para nuestro bienestar. No obstante, hay que romper una lanza a favor del estrés. No siempre es negativo. A nadie se le escapa que, en determinadas circunstancias, tener algo de estrés nos ayuda a ser más eficaces; por ejemplo, para alcanzar el punto de rendimiento óptimo, un deportista necesita un cierto grado de tensión. Lo importante es aprender a detectar cuándo se nos está yendo de las manos y poder aplicar aquéllas estrategias que nos sirvan para afrontarlo.

Un esquema sencillo del estrés es el siguiente:

Ante la aparición de una situación (ya sea social, física, interna, etc), realizamos una evaluación primaria, es decir, catalogamos la situación de uno de los siguientes modos:

1. Situación de amenaza.
2. Situación de daño o pérdida
3. Situación de beneficio (reto o desafio).

Pero no basta esta evaluación para sufrir estrés. Realizamos todavía otro proceso igual de importante, se trata de la evaluación secundaria, es decir, evaluamos los recursos de afrontamiento de los que disponemos, ya sean personales, sociales o materiales, para hacerle frente. Si después de esta evaluación consideramos que “podemos con ella”, las consecuencias no serán tan dañinas para nuestra salud física y mental.

Queda claro que las respuestas del estrés (consecuencias emocionales, físicas y conductuales) que tendremos, van a depender, en gran medida, de la interpretación y valoración que hagamos de esas situaciones.

Llegados a este punto hablemos de la resiliencia. ¿qué se entiende por Resilencia?.
La resilencia es un concepto que se toma de la física que indica la capacidad de determinados materiales para volver a su estado original tras la acción de una fuerza. Un ejemplo típico suele ser una pelota de goma, que tras apretarla, al soltarla,  tiende a recuperar su forma original sin ninguna acción por nuestra parte.

Una persona resilente es aquélla que aunque se vea expuesta a sucesos muy estresantes, no presenta síntomas disfuncionales ni interrumpe su funcionamiento normal, logrando mantener el equilibrio sin que afecte a su rendimiento ni vida cotidiana.

Es importante entender que resiliencia no es lo mismo que recuperación.  El paso del tiempo puede hacer en muchos casos, que los síntomas vayan remitiendo y las personas van recuperando su funcionamiento normal. La recuperación nos habla de un retorno gradual hacía la normalidad. Por el contrario, cuando hablamos de resilencia, nos estamos referimos a la habilidad de mantener el equilibrio a lo largo de la propia situación estresante.

Si queremos aumentar nuestra resiliencia, debemos conocer cuáles son algunos de los elementos que poseen las personas resilientes, a saber:
  • son personas que saben aceptar una cierta dosis de incertidumbre y de impredecibilidad en sus vidas.
  • tienen tendencia a recordar las cosas positivas que han vivido, (recuerdo selectivo)
  • reconocen que las adversidades y problemas forman parte del juego de vivir.
  • se perciben como supervivientes, salen reforzados de las experiencias, con la capacidad de aprender de ellas.

Aprendamos, ¿a qué esperamos?.

                                                                                                         ARpsicología

viernes, 4 de mayo de 2012

Que viene el monstruo.....

Estoy en sola en mi habitación, comienza a anochecer, primero siento, luego escucho... El silencio que proviene del resto de la casa empieza a invadirme y siento un miedo atroz. Me quedo paralizada, sólo alcanzo a escuchar el sonido de mi respiración... Cada vez más fuerte y rápida. Las sensaciones físicas comienzan a agolparse no sólo en mi cuerpo, también en mi mente.
El corazón palpita cada vez más deprisa, una sensación de irrealidad comienza a tomar forma, mis piernas desfallecen... Detrás de la puerta de mi habitación me espera… ¿?
(Coloca tu miedo).
Parece un relato de suspense sacado de cualquier libro de terror, pero no, esto y más, es lo que ocurre cuando se sufren ataques de pánico. Las sensaciones son tan intensas, tan reales, que nos impiden pensar, sentir y actuar con normalidad. Ya sabemos que no existe “ningún monstruo” detrás de esa puerta, pero aún así, no nos atrevemos a abrirla.

Algunos de los síntomas más frecuentes de los ataques de pánico son:

. Temblor.
. Dolor de pecho.
. Sensación de ahogo
. Taquicardia
. Sensación de mareo
. Sequedad de boca.
. Sudores.
. etc.
Estas sensaciones son tan desagradables que cuando se padecen poco importa ya el origen del problema, lo que más nos aterra es volver a sentirlas, es lo que se conoce como miedo al miedo.

La secuencia de adquisición suele ser así:
1.- Ante una situación desencadenante, interna o externa, percibimos una amenaza
2.- nos surge miedo, temor, aprensión
3.- comenzamos a sentir sensaciones corporales desagradables.
4.- A estas sensaciones le damos un significado catastrófico
5.- Aparición del ataque de pánico

Para no volver a sentirlo se comienzan a dar las llamadas “conductas de evitación,” es decir, comenzamos a evitar cualquier situación que nos produce temor, pero son estas conductas las que a la postre resultan ser el mecanismo por el cual mantenemos y cronificamos el problema. Al principio sentimos un alivio al no afrontar nuestros miedos, pero luego, a medio y largo plazo, nos sentimos incapacitados para resolverlos, nos sentimos raros, pensamos que no tenemos remedio, que lo nuestro no tiene solución.

Sufrir ataque de pánico, con o sin agorafobia, es unos de los trastornos de ansiedad con mayor prevalencia en la población. Algunas personas buscan ayuda cuando los síntomas ya se han instalado fuertemente y ven cómo su vida va quedando reducida a cuatro paredes (su espacio seguro). Es importante solicitar ayuda profesional lo antes posible. No es aventurado decir que los trastornos de ansiedad pueden ser tratados muy eficazmente con la terapia adecuada. Con ayuda puedes aprender a pensar mejor, puedes afrontar lo que jamás creías que podrías y puedes descansar sin más miedos.

Existe un alto porcentaje de personas que “vencen a su monstruo particular” siguiendo un programa adecuado.Hoy día existen diversas técnicas psicológicas de probada eficacia. Ya pocos creen en los viejos mitos de que “ir al psicólogo es de locos”, o “esto que me ocurre a mí no le pasa a nadie”. 

SE PUEDE.                                                                                                                                           Alicia Reyes
ARpsicología